Siguiendo el mapa de innovación que había propuesto en una anterior entrada del blog, dentro de la actividad de prospección, nos encontramos con la figura de la vigilancia tecnológica.
De igual forma que afirmaba para el estudio del estado del arte, está claro que no podemos a pararnos a pensar sin ver lo que tenemos alrededor y por dónde “van los tiros”, en este caso, tecnológicamente hablando.
¿Cómo podríamos definir la vigilancia tecnológica? Las distintas definiciones concluyen en el que es el conjunto de procesos encaminados a obtener información del entorno tecnológico para que, transformada ésta en conocimiento, sea un elemento de apoyo para ajustar el rumbo y marcar posibles caminos de evolución tecnológica de interés para una determinada organización.
Por tanto, podemos deducir que se trata de una parte fundamental del proceso de generación de ideas de una organización.
Realmente, la vigilancia es un concepto amplio, no es simplemente mirar a la tecnología que se desarrolla a tu alrededor, para ser aprovechada y exitosa, necesita de una sistematización de las siguientes actividades:
- La detección: cómo la organizamos, cuáles son las fuentes, quiénes son los responsables de la misma…
- El análisis: si hemos detectado algo, tendremos que analizarlo, porque hacer las cosas “pa ná, es tontería”
- La difusión: en una organización debe de saber lo que pasa alrededor y cómo nos puede afectar, todo el personal implicado. De esta difusión pueden surgir nuevas ideas y/o soluciones.
- La explotación: la organización debe reaccionar a los avances tecnológicos, adquisiciones, desarrollos propios similares… Son algunas de las medidas.
Por último, decir que no siempre hay que “copiar” o intentar desarrollar lo que nuestra competencia ya ha desarrollado, también está la línea de la cooperación… “no siempre hay que luchar, a veces es más beneficioso buscar la paz” buscando sinergias.